TOXICONIMIA
El consumo de drogas se ha convertido en los últimos años en un tema de máxima preocupación. No se trata, sin embargo, de un hecho nuevo, dado que la utilización de este tipo de sustancias constituye, desde tiempos remotos, una práctica culturalmente aceptada en numerosos pueblos.La gravedad de la situación actual se debe a que el uso de drogas ha adquirido características totalmente nuevas, tanto en lo que se refiere a la población afectada como al tipo de la variedad de los pro ductos utilizados. En cuanto a su difusión, se observa cómo el hábito de drogarse se ha extendido a sectores más amplios de la población, y de forma muy especial a la juventud. En España, según datos del CIDUR, el 34% de los jóvenes entre 12 y 24 años probó alguna droga; el 18% la consume habitualmente.La relación entre toxicomanía y adolescencia no es meramente estadística; las particularidades psicológicas de este período de la vida hacen del adolescente un ser no sólo más proclive a la adicción, sino también más vulnerable a los efectos de ésta en el desarrollo de la personalidad. Antes de abordar este problema es conveniente hacer mención de algunos conceptos generales de la toxicomanía.Existe cierta confusión en el uso del término fármaco o droga, ya que designa, a la vez, sustancias con valor terapéutico y aquellas otras que no lo tienen. El problema estriba en el hecho de que muchas sustancias pueden tener función terapéutica, en determinados casos, a dosis adecuadas, y producir efectos tóxicos cuando su uso es indebido. En los fenómenos de toxicomanía estarían involucradas sustancias definidas como drogas causantes de dependencia. La dependencia respecto a una droga puede ser física, psíquica o de ambos tipos. La dependencia puede acompañarse de tolerancia, que es la necesidad de aumentar progresivamente las dosis de una droga para obtener los mismos efectos farmacológicos. Determinadas drogas producen, al suspender bruscamente su administración, el llamado síndrome de abstinencia, que consiste en una serie de síntomas psíquicos y físicos característicos de cada tipo de sustancia, pudiendo alcanzar en algunos casos extrema gravedad.Se han realizado numerosas clasificaciones de las drogas atendiendo a diversos criterios, tales como su situación legal, su capacidad para producir dependencia o tolerancia, o su acción farmacológica. La OMS reconoce seis tipos: 1) morfina y opiáceos; 2) barbitúricos, alcohol y otros sedantes; 3) anfetaminas; 4) cocaína; 5) alucinógenos (LSD y similares); 6) cannabis (marihuana y haschis, entre otros).Una droga tiene características propias que plantean diferentes tipos de adicción. Por otra parte, cada sujeto puede relacionarse con la droga mediante distintos grados de dependencia. Cada drogadicto es un caso particular; sin embargo, no puede dejarse de lado el contexto familiar y social que lo rodea, así como, en el caso del adolescente toxicómano, la singularidad del momento vital que atraviesa.
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